miércoles, 20 de abril de 2016

HISTORIA DE SHANGO



 HISTORIA DE SHANGO

Una vez Shangó adivinaba en público, un cojo leproso que oía su palabra le preguntó: ¿Por qué no me dices algo, no quieres adivinarme?. Te diré, le contestó Shangó, yo tengo un hermano y un medio hermano Mayores que yo, este medio hermano eres tú, escucha ahora. Donde nací no pude vivir.
Hoy me llamó ONI SHANGO, pero vivo en tierra ajena. Tu porvenir y tu suerte están lejos de aquí, vuelve las espaldas y vete, atraviesa el monte y encontraras donde reinar.
Como voy a andar por el mundo en el estado en que me encuentro (aquel hombre era Babalú- Ayé).
Entonces Shangó se dirigió a otro hombre que se hallaba también presente (era Oggun), su otro hermano, acompañado de dos perros, le quitó los perros y se los dio a Babalú Ayé. Oggun se los reclamó después a Shangó. Oggun tiene muchos perros, y Shangó muchos caballos. Por está acción estos dos guerreros se mantuvieron en discordias.


OTRA HISTORIA DE SHANGO

Una de las veces que tuvo que esconderse de sus contrarios porque querían cortarle la cabeza, Shangó se introdujo en casa de Oyá, su concubina oficial.
Sitiaron la casa y no había manera de escapar. Shangó vaciló aquel día y entonces Oyá se cortó sus trenzas y se las puso, lo vistió con sus ropas, lo adornó con sus prendas e hizo correr la noticia de que ella iba a dar un paseo (Shangó y Oyá tenían el mismo cuerpo). Él salió vestido de mujer, altanera , saludando muy ceremoniosamente y sin hablar a nadie (Oyá es muy seria). Los enemigos de. Shangó muy respetuosos creyeron que era la Santa, le abrieron paso a Shangó y pudo escapar. Cuando ya no tenía peligro, salió Oyá de verdad y ellos se decían: (pero qué es esto. Qué Shangó se nos fue de dentro de nuestras manos, con la trenza y el traje de Oyá. Con esta vestimenta es como se adora a la Santa Bárbara en las iglesias católicas.


OTRA HISTORIA DE SHANGO

Se dice que ALAFIA llegó a la Tierra de Yemayá y sin saber que era su madre la enamoró en una fiesta. Yemayá le dijo, que ella también lo quería y que fuera a verlo a su azul grande: aquel que ves allí lejos, esa es mi casa, y le señaló el mar. ¿Hay que ir allá?, Le dijo Alafi: Yo no sé nadar pero si me lleva, voy y caminaron hasta la orilla.
Tenemos que ir más lejos, le dijo Yemayá. Yo no sé nadar, volvió a decir Shangó.
Yemayá salió en su bote, hizo entrar a Shangó. Yemaya se tira y baja hasta el fondo, levanta al hundirse una ola grande, vira el bote y Shangó cae al agua, agarra al bote y lucha por no ahogarse. Yemaya vuelve a la superficie y ve la desesperación de Shangó que grita y pide auxilio, pero ella quieta riéndose de él no lo socorre. En eso llega Obatalá (con los pies apoyados en el mar) y dice: Yemaya no permitas que tu hijo se muera: Advacu Oluodukué Oni Shangó. Contesta Yemaya, Alekatta Oni Faba Orisha Niwa.
Cuando Shangó no podía más Yemaya lo sostuvo en el agua. Te voy a salvar pero en lo adelante confía en tu lye (confiando Oyá mí), dijo Shangó, Significa yo no sabía que eras mi madre. Yemaya enderezó el bote y lo ayudó a entrar. Entonces ante los dos Santos reunidos les pregunto. Cual de los dos me trajo al mundo: Obatalá (dijo Yemaya) yo te cuidé, pero ella te parió. Shangó y Yemaya se abrazaron en el mar y cuando hay BATA y bajan estos dos Oshas, Shangó (que dice después de Olofin Dios), en el mundo no hay Santo más grande que él (layé layé mi Shango). Se achica ante sus Madres, las respeta a las dos y las dos lo amansan cuando se arrebata.

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