jueves, 17 de agosto de 2023

CEREMONIA DEL ITUTO Y COMO SE REALIZA

  

CEREMONIA DEL ITUTO A LOS PRACTICANTES DE OSHA - IFA

Ceremonia Mortuoria de los Santeros y Babalawos

 

A continuación expongo datos biográficos del sacerdote u Oriate Yrmino Valdés Garrís. Nacido en Cuba, en la década de los años 40,el destino o los Orishas, según el punto de vista de cada cual, lo llevan a vivir parte de su niñez y juventud, primero a Tampa, Florida, y después en California, donde termina sus estudios de Escuela Superior. En 1962 se traslada a San Juan, Puerto Rico, y en 1967 se inicia en la religión. Pasa diez años de intensa práctica y estudio, y ya le vemos convertido en Oriate hacia 1977, pero ese mismo año decide ampliar sus conocimientos científicos e ingresa a la Universidad de Puerto Rico. Si examinamos su curriculum vitae, encontramos que durante la década del 80 se le verá cubriendo un inmenso periplo mundial, cual misionero de esta fe vieja y al mismo tiempo nueva. En 1980 dicta conferencias sobre esta religión en el Museo de Historia Natural de Nueva York y un seminario de santería en la Universidad Central de Caracas. En el 81 hace estudios de campo de la religión Yoruba en Brasil y al año siguiente viaja a Trinidad Tobago con el mismo fin. En 1983 viaja a Nigeria para beber de las fuentes originales de esta religión. En el 86 funda y preside el Centro de Estudios y Cultos Religiosos yoruba en San Juan, y produce y anima un programa sobre las mismas materias, que se transmite por la emisora Radio Luz. En 1987 ofrece una serie de conferencias sobre la religión yoruba en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, y en el Museo de Arte e Historia en San Juan. Ese año vuelve a Nigeria en un amplio recorrido por varias ciudades del país, viaje que repite al año siguiente. Así mismo ofrece un seminario en San Francisco, California. En 1988 participa como conferencista y miembro del Comité Asesor sobre religión afrocubana en el primer simposio Afro América y su Cultura Religiosa, celebrado en la Universidad de Puerto Rico. Ese mismo año participa en el Cuarto Congreso Nacional de la Asociación Latinoamericana de Estudios Afroasiáticos, celebrado en Guadalajara, México. También es nombrado Asesor en Asuntos Religiosos de Ascendencia Africana del African Diaspora Research Project, de la Universidad de Michigan. Más adelante vuelve a ofrecer una conferencia en el Western Addition Culture Center de San Francisco, California. El 89 es otro año activísimo para el profesor Valdés; imparte un Seminario sobre África y su Herencia Religiosa en el Caribe, en la Universidad Veracruzana; uno de la Religión yoruba en Nigeria y el Caribe, en el Museo de la ciudad de Veracruz, y otro en el Centro de Asia y África del Colegio de México. Combinando siempre el enseñar con el aprender, regresa nuevamente a Nigeria, donde dicta una conferencia en el Centro de Estudios África de la Universidad de Oba Femi Owolowo de Ife. Y tal parece que la década del 90 mantendrá el mismo ritmo para el profesor Valdés. En 1990 fue conferencista invitado al Congreso Ay Bobo sobre Cultos del Caribe celebrado en la Universidad de Austria, Viena. Vuelve a participar como conferencista del Segundo Simposio de Afro América y su Cultura Religiosa en la Universidad de Puerto Rico y dicta, conjuntamente con la conocida antropóloga, Dra. Luz M. Martínez Montiel, el curso postgraduado en Historia y Geografía del Caribe, organizado por la Universidad Católica de Santo Domingo, República Dominicana. Se fusionan, pues, en el profesor Valdés el sacerdote oficiante de su religión, con el investigador y conferencista, no tan sólo en sus prácticas afrocubanas, sino de otros cultos y aportaciones culturales transportados de África. Los conocimientos y experiencias del Oriate se reflejan en el tratamiento minucioso, específico y gráfico de las ceremonias litúrgicas a la muerte de un iniciado a la religión yoruba. Esperamos que ésta sea la primera de una serie de monografías en las que el profesor Valdés vaya tratando estos temas tan necesitados de exposición, tanto para los creyentes de esta fe, que encontrarán en los mismos una base fundamental de usos y ceremonias, como para los estudiosos de distintas disciplinas estrechamente relacionadas con la entronización de las culturas africanas en América.

 

INGREDIENTES NECESARIOS PARA HACER UN ITUTO.

Una jícara o igüera grande.

Nueve hojas de álamo que se cogen del suelo, al pie del árbol, y que estén con la nervadura hacia arriba.

Pescado ahumado, jutía ahumada y maíz tostado

2 pedazos de jabón prieto (jabón de tierra) y 2 de jabón blanco (jabón coco).

Pintura blanca, roja, azul y amarilla.

1 yarda de tela blanca, negra y roja.

Carbón vegetal, ceniza y cascarilla.

1 pollo negro de una libra de peso.

Quimbombó seco (Hibisaus Esculentus).

Maribó seco (hojas desnervadas de los retoños de la palma real).

Estropajo de soga.

3 platos blancos.

Aberikunlo (espanta muerto en Cuba) (hierba cangá en Puerto Rico)

 

PARA HACER EL ITUTO

Se acomodan todos los Santos en el piso y se acuesta a Osun), colocándose todas las bolsas de los caracoles encima de las soperas y se ponen los Santos en orden, empezando con Eleggua hasta elÁngel de la Guarda del difunto, En una esquina del cuarto, donde se va a hacer el Ituto, se pone un vaso de agua, una vela y un bakuko (palo del muerto). Forma en que se disponen los atributos en sus respectivos recipientes para celebrar la ceremonia de Ituto. Nótese que Osun se encuentra en posición horizontal, significando la muerte del sacerdote. Seguidamente se procede a preguntarles a los Santos si se van o se quedan, haciéndose esto con el caracol de cada deidad, empezando por Eleggua, hasta llegar al Ángel de la Guarda de la persona.

Al caracol no hay que darle coco, pues no se le dio en el lavatorio cuando nació y por consiguiente no hay que dárselo en la muerte.

Se coge el caracol en la mano izquierda y se levanta para moyubar (2) primero a los muertos y después a los vivos, incluyendo a los iworos presentes. Luego de moyubar, se tira el caracol al piso sin estera y el Oriate (4debe estar sentado en banquito pequeño. Los Santos se quedan sólo con dos letras o signos adivinatorios, que son Oshe y Obara, y las demás letras se van con el santero muerto. Si el Santo se queda con la letra Oshe, se queda con un familiar o familiares de sangre del difunto, y si se queda con Obara, se queda con la familia de Santo de éste.

Los guerreros, si son de Ifá, se preguntan con el caracol si se van o se quedan, y si se van, hay que entregárselos al padrino para que él sea quien los rompa.

Oriate consultando el oráculo del caracol para conocer la voluntad de cada Orishas del difunto, aquedarse o despedirse.

Los Santos que se van se ponen a un lado y los que se quedan a otro. Los caracoles de los que se van se colocan en sus bolsitas y se les entregarán a algún familiar del difunto para que se los ponga al cadáver en el lado izquierdo del pecho, que es el lado del corazón. Las piedras de los Santos que se van, se sacan de las soperas y se ponen en el piso. El que está haciendo el Ituto le da un golpe con el martillo a cada piedra con el correspondiente rezo, Baga, Baga Eni Omo Bale. Estas piedras de los Santos que se van se echan en una ataúd o recipiente cualquiera que después se llevará al río.

Las soperas se rompen con el mismo martillo y los pedazos rotos se echan en otra ataúd o recipiente para ser llevados al monte después determinado el Ituto. Las soperas se rompen con el mismo rezo que las piedras. Si no se ha preparado con anterioridad, después de romper las soperas de los Santos que se van, se procede a preparar la jícara. Primeramente, se coloca el paño negro en el piso y sobre éste se pone el rojo y luego el blanco.

Sobre los paños se acomoda la jícara y frente a ésta, tres platos blancos; en uno se ponen los pedazos de Maribó, en el otro el quimbombó seco y en el tercero los hilos de estropajo de soga.

Dentro de la jícara se echan las nueve hojas de álamo, maíz tostado, pedazos de pescado ahumado y de jutía, un trozo de jabón blanco y otro de jabón negro, las pinturas de cuatro colores (blanco, rojo, azul y amarillo), el carbón y la ceniza, el pelo trenzado obtenido durante la ceremonia de iniciación, el peine utilizado en el mismo ceremonial, que es preciso romper, y el Ashe. La navaja y la tijera no se echan ni se rompen pues representan a Ogun como iku  y éste no se puede destruir. Cada uno de los presentes se parará frente a los platos y, cogiendo primero un pedazo de hilo de estropajo, se lo presenta en la frente y luego la nuca, donde se rompe y se echa en la jícara. Después se procede a hacer lo mismo con el Maribó y el quimbombó.

Las piedras sagradas de los Orishas y los recipientes rotos que las contenían, que serán depositados en sendos cubos para ser llevadas, respectivamente, al río y al monte.

Sobre los paños de distintos colores, se coloca la jícara; los tres platos conteniendo quimbombó seco, Maribó e hilachas de estropajo de soga. El atado consiste en la jícara con los ingredientes mencionados; a su laso el vaso con agua, la vela encendida y el Bakuko utilizado para el Oro de Egun.

Al terminar esa parte, los presentes rompen sobre la jícara los collares del difunto, enganchando el dedo como cuando se Ponen, y con el dedo meñique, tirando de ellos, hasta que se rompan. Hecho esto, se procede a hacer el paraldo.

El Oriate coje el pollo, y de acuerdo con los años de iniciado, (de mayor a menor), comenzando por él mismo, limpia a cada uno de los presentes, haciendo el rezo correspondiente. El pollo se mata dándole contra el piso; se le echa cascarilla, se espera a que muera y se coloca en la jícara.

Después de hacer esto, se atan los paños que están colocados debajo de la jícara, punta con punta, hasta que ésta quede cubierta con los tres paños. Esta jícara envuelta en paños se pone al lado del vaso de agua y la vela antes mencionada.

Después, el Oriate toma el palo en la mano, da golpes en el piso y comienza a hacer el oro (rezo) a las deidades, desde Eleggua hasta el Ángel de la Guarda del difunto y luego los siguiente rezos a Egun, repetidos tres veces. SOLISTA:

 AUMBA AWA ORI

AUMBA AWA OIRI

AWA OSUN, AWA OMA

LERI OMA LEYAO

("NOMBRE DE SANTO " DEL DIFUNTO)

ARAORUN KAWE

CORO:

ARAONU KAWE

AUMBA AWA ORI

AUMBA AWA ORI

AWA OSUN, AWA OMA

 LERI OMA LEYAO

(NOMBRE DE LA PERSONA MUERTA EN LA VIDA SOCIAL) KAWE

* * *

OMO ALAWO OYARE FIEDENU

AKOFAO, AKOFAO

OMO ALAWO IKU FIEDENU  AKOFAO

AKOFAO

* * *

OKOKAN LA MI WAYE

OKOKAN LAMI ORUN (BIS)

OMOLOCHA OMOLORISHA

OKOKAN LA MI WAYE

* * *

TELE MOBA TELE

TELE MOBA TELE

WAYE KE WAYE KE

ODOSO UMBO ALAKE

UMBO WAYE KE BI OWA YEYE

* * *

SOLISTA:

E IKI AMBELAO LA OCHA AMBELA O

SHOMBOLO  

AMBELAO SHOMBOLO

AMBELAO

* * *

DEDE LA EWE DEDE LA EWEO

IKU OROMAKE ODIDEO

* * *

OSU KUERE, KUERE MI IYA

OSU KUERE, KUERE MI ÍYA

TEMINA UNLO IYA

OSU KUERE, KUERE MI IYA

ABURE UNLO IYA

* * *

IROLO IKULA IROLO IKULA

IKU CHONCHO A LA GAYADONA

IROLO IKULA

* * *

SHON, SHON, SHON KO  OMO

LA MEFA MI SHOM BOMI

SHON, SHON, SHON KO  OMO

LA MEFA MI SHON BOMI.

Luego de estos cantos, si el Oriate sabe otros, los canta hasta que él quiera, si no, se le va a continuar el rezo al cadáver al lado de la ataúd, se cierra en este momento con el AUMBA AWA ORI. Si se le piensa cantar al lado de la ataúd, NO SE PUEDE CERRAR EL ORO HASTA QUE NO SE VAYA ASACAR EL FERETRO DE LA CASA O DE LA FUNERARIA.

Terminado el ituto, al salir del cuarto, todos los presentes se lavarán la cara y la nuca con Omiero (de Aberikunlo, el cual debe haberse preparado antes del comienzo de la ceremonia. La jícara envuelta en los paños, el vaso de agua, la tinaja utilizada por el difunto para traer agua del río durante la iniciación, y la vela, se colocarán debajo del ataúd donde se encuentra el cadáver (en la cabecera).

Si el ituto es de un Babalawo, se sacrificará una paloma blanca al colocar todo lo antes mencionado en su debida posición, con sus respectivos rezos. Debajo del ataúd se disponen la tinaja, el atado con la jícara, el vaso con agua y la vela encendida.

Antes de sacar el cadáver de la casa o la funeraria, hay que mandar a una persona hasta el lugar donde se vaya a enterrar al difunto, con la jícara envuelta en los paños de diferentes colores, que se colocó debajo de la ataúd, para que esta persona la ponga en la sepultura o en el panteón donde se vaya a enterrar al babalosha o iyalosha (santero o santera).

Lo debe poner en la parte correspondiente a donde estará ubicada la cabeza del difunto cuando la ataúd baje a la sepultura. Al momento de sacar el ataúd de la casa o de la funeraria, la Yubona coge la tinaja con agua y sale detrás del cadáver, y en la puerta, ya en la acera, la deja caer para que se rompa.

En este instante el o la Yubona puede ser poseído por su deidad tutelar que se manifiesta de forma luctuosa. En tales casos la deidad se despide dando golpes sobre el ataúd. La Yubona sostiene la tinaja con el agua del río, disponiéndose a romperla al salir el féretro de la funeraria o la casa.

El canto paro sacar el cadáver es: SHON, SHON, SHON, KO OMO LA MEFA MI SHON BOMI Cuando la Yubona va a romper la tinaja, el Oriate canta el siguiente rezo: BAGA, BAGA ENI OMOBALE

CEREMONIA DE LOS NUEVE DIAS

Al noveno día del entierro, los familiares y ahijados del difunto sacerdote o sacerdotisa acudirán a una misa en la iglesia católica en memoria de éste. Posteriormente irán a casa del difunto, donde se ofrecerá un desayuno y se pondrá en ofrenda al difunto por primera vez algo de cada alimento que consuman los asistentes.

Al terminar, se le hará la primera consulta al difunto a través del oráculo del coco, para saber si está satisfecho con todo lo que se ha hecho hasta ese momento.

En esta consulta al difunto, si el que está ejerciendo la función oracular considera que es necesario hacer algún rezo cantado en el lenguaje yoruba, se procederá al mismo.

En caso de que esta ceremonia se esté haciendo para un ahijado difunto, con ella concluye el período de luto de los mayores hacia los menores.

Si el caso fuese que el difunto haya sido un mayor, y los ahijados sean los que ofrecen esta ceremonia, aquí no termina el período de luto, el cual es de tres meses, cuando se hace un homenaje que tributan los menores al mayor.

HONRAS DE EGUN

Al ver las palabras Honras de Egun, muchos de los que no estén familiarizados con este ritual, se preguntarán: ¿Qué cosa exactamente son las Honras de Egun?

El significado en español de la palabra honra es rendir honor, homenaje o tributo. Entonces, cuando se le hacen honras a un difunto, lo que se hace es rendirle honor, homenaje o tributo al espíritu de ese sacerdote o sacerdotisa, que se ha marchado hacia Araorun (el más allá)

Hoy día, en particular fuera de Cuba, esta práctica religiosa se está perdiendo, por no conocer la importancia que tiene este ritual, no sólo para el espíritu del difunto, sino también para sus seres queridos que quedan.

 Al llegar a Cuba los yoruba, el culto a Egun Gun (los antepasados), que son de suma importancia en África, fue perdiendo terreno en la nueva atmósfera caribeña. Hoy día, dentro de la Santería, lo que queda es una reminiscencia de lo que antes era un culto muy complicado y respetado.

Para comprender enteramente cómo funciona el culto a Egun en Nigeria, tenemos que profundizar mucho en África para luego buscar sus raíces en este nuevo ambiente, que no es el tema de para comprender el comportamiento de esta persona durante su vida en la tierra, pues los familiares practicaban una serie de rituales y ceremonias para rendirle honor al espíritu de este difunto.

Estos rituales eran muy parecidos a aquéllos llevados a por los antiguos egipcios, que procedían a embalsamar el cuerpo, lo envolvían en lino y lo sepultaban junto a sus posesiones terrestres. Si éste era un personaje importante, sus esclavos, y a veces hasta sus esposas, eran sacrificados y sepultados con él.

La creencia subyacente consiste en que de este modo el espíritu no regresa al mundo a reclamar lo suyo, y permanece tranquilo en el inframundo, sin molestar a sus sobrevivientes. La creencia yoruba no está basada en los mismos principios que la egipcia, pero el ritual es muy parecido.

Al morir algún familiar, se preparaba el Omiero, con el cual lavaban el cuerpo del difunto y lo vestían después con sus mejores ropas para recibir a los visitantes que venían a ofrecer sus condolencias. Eran tiempos de dolor, pero de gran festejo, ya que se creía que éste iba hacia un mundo mejor. Antes de enterrar al difunto, acomodaban todas sus pertenencias. Si era guerrero cazador, le echaban sus armas. 

Si era herrero, sus herramientas, y así sucesivamente. A la tumba también se le echaba comida para que éste tuviera suficiente alimento para emprender el largo camino que tomaría llegar al otro mundo. Hecho esto, procedían a sacrificarle un animal de cuatro patas, usualmente carnero si era hombre y carnera si era mujer, llevando a cabo un gran y costoso ritual.

El cadáver era enterrado siempre de pie porque se creía que en esta posición se facilitaría el camino hacia el Araorun, donde se reuniría con sus demás familiares y amistades que le hubiera precedido. Aparentemente, al llegar a Cuba los yoruba tenían este ritual en mente, pero al serles impuesta la religión católica, tuvieron que adaptarse a las reformas que les fueran impuestas en sus hábitos y costumbres.

Ya no se podía hacer el sacrificio en la tumba porque sus creencias y prácticas ancestrales eran perseguidas por las autoridades, la Iglesia y las instituciones de la sociedad colonial. Tenían que enterrar, entonces, a los difuntos siguiendo las costumbres católicas impuestas.

Transcurrido el tiempo, cuando se crearon condiciones para ello, surgió de nuevo esta forma de rendirle tributo a sus muertos, conocida hoy día como honras. Aparentemente esperaban que el transcurso del tiempo borrara el recuerdo de este suceso, por una parte, para poder costear el ceremonial, que siempre ha sido costoso; y por otra, evitar la persecución de las autoridades y la sociedad colonial.

 Quizás sea ésta la razón de porqué hoy día se hacen honras a los tres meses de haber muerto el iniciado. Durante estos tres meses, en la Santería, suponiendo que el muerto haya sido padrino de un grupo de personas o aunque haya iniciado a una sola persona, sus ahijados están en la obligación de guardarle luto durante este tiempo. Si el caso fuese a la inversa, que se haya muerto el ahijado, el padrino sólo está en obligación de guardarle nueve días de luto.

Las honras constituyen una forma de cumplimentar con el espíritu del difunto para que éste tenga tranquilidad eterna y no venga a molestar a sus sobrevivientes de la tierra, ya que es muy posible que éste se interponga en ceremoniales que lleven a cabo sus discípulos (ahijados), entorpeciendo la ceremonia. De este modo se logra que el espíritu del difunto sacerdote pueda cumplir con sus funciones benéficas, con sus ahijados, familiares y a llegados.

No todo difunto tiene derecho a honras. Para su celebración, hay que cumplir ciertos requisitos, pero se dan casos en los cuales hay que hacerlos por pedido directo del difunto, ya sea a través del oráculo de Ifá o el caracol. Para hacer honras es necesario que el difunto: Haya sido presentado al Tambor (ya que en todo el ceremonial de las honras en el que se utilice este instrumento, es menester que sea Tambor de Fundamento). Haya iniciado a otras personas a la religión.

Debió (pero no necesariamente) pasar de los diez años de haberse iniciado en la religión. Cuando se van a llevar a cabo estas ceremonias, si están todos los ahijados del difunto en conjunto, todo se hará a través del mayor. Dado el caso de ser un sólo ahijado el que esté costeando todo, será a éste al que se le presentarán las ofrendas, pero los demás hermanos de santo y sus ahijados están en la obligación de asistir. Cito este caso porque desafortunadamente

Se da, pero se supone que las honras se hagan entre todos los ahijados, aunque hayan tenido diferencias con el padrino cuando estaba en vida. Para este ceremonial también se invitará a aquellas personas que hayan tenido algún tipo de relación con el difunto, y por supuesto, sus familiares de sangre, aunque las honras se hacen a puertas abiertas y todo el que esté iniciado puede asistir sin tener que ser invitado especialmente. Esperamos que la información ofrecida aclare muchas dudas sobre este tema tan complicado y que sirva de provecho para todo aquél que lo lea con el interés de aprender y llevar hacia adelante nuestra religión, ya que dice el Odu Ogbedi lele que la sabiduría está dispersada en el mundo; y Obara Meji dice que el que sabe no muere como el que no sabe. Quisiéramos que esta serie de escritos sirvan para que nuestra religión pueda seguir creciendo, contando a la vez con personas interesadas e instruidas en ella

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CAMINOS DE YEMAYA

 Yemaya Ashaba Oggun Fasoggun Aralotoye Ishoro Oddun

Dentro de los caminos de Yemaya, a esta la podemos identificar como la mayor de todas. Se conoce únicamente por su nombre abreviado Yemaya Ashaba. Su significado ancestral se refiere a esta como “aquella que se refugia en las anclas” o “la capitana del barco”. Su comida favorita es el pato y sus colores el azul clarito.

Yemaya conozcamos a Ataremawa

Se caracteriza por tener la piel amarilla y el cabello color azul Prusia. Ataremawa significa “la que siempre es importante” y por ello es dueña de todos los tesoros del mar. Su comida predilecta es el chivo, que se sacrifica con un golpe en la cabeza por una maceta y el zapote. Le encanta vivir en la entrada de los bosques marinos.

Yemaya Ibu Akinomi

La más furiosa que encontraremos en los caminos de Yemaya pues es “aquella que cuando se enoja hace temblar a la tierra”. Las figuras más representativas de sus atributos corresponden a remos, sirena, estrella, sol, caballito de mar, ballena, media luna y un botecito de vela.

Conociendo a Yemaya Ibu Elowo

Se conoce como a la “dueña del dinero del mar”. Ella lo guarda junto con joyas y piedras muy celosamente en una sopera con agua y su caracol. Este lo guarda en un cofre resguardado por 75 agujas.

Caminos de Yemaya guerrera: Ibu Okoto

Es aquella “que vive entre las conchas rodeada de mar de sangre”. La encontraremos dirigiendo los combates navales, por eso sus atributos revelan la guerra naval. Entre ellos un sable, una bandera pirata, un puñal y una lanza. Suele vivir en una concha rodeada de caracoles.

Yemaya Okunte Ogumasomi

Cuyo nombre significa “la brava”, es una guerrera que combate a la par con Oggún. Sus colores favoritos son el rosado, azul claro y cacao y su comida predilecta es el gallo, nunca come pato. Dentro de sus atributos podemos encontrar el machete, la lanza, un pico, una pala, el yunque, el rastrillo, la llave macho y un soplete.

Yemaya oro

Es la más misteriosa de todas, vive entre los muertos y su nombre significa “la sirena que canta”. Sus colores predilectos son el azul oscuro, azabache y agua. Siempre lleva una muñeca de madera de ciprés y entre sus atributos favoritos encontramos, el ancla, la careta, el sable, la sirena, la lira y las conchas de mar.

Uno de los caminos de Yemaya que representa la furia

Ibu Agana, o “la furiosa loca”, como así la llaman, vive en los abismos del mar y es la encargada de hacer llover. Sus colores son el coral, el agua y el azul Prusia, aunque también el rojo y el verde. Siempre se le ve con una muñeca que tiene 7 pelotas en el vientre y una pierna más delgada que la otra.

Yemaya Ibu Konla

Es la más inteligente de todas, fabulosa escribana y constructora de barcos. Sus colores son el azul prusia y el café y entre sus atributos podemos hallar una silla, una pluma para escribir, el tintero, el pergamino, una mano y un bote.

Yemaya Ibu Asesu

Más conocida como “la desmemoriada”, dentro de los caminos de Yemaya la podemos ver cuidando de patos, cisnes, gansos. Todo el tiempo rodeada de estos animales y viviendo entre caños e inodoros. Su color es el azul clarito y sus atributos incluyen el pato, el tambor, la media luna, una hoz, remos y un rastrillo.

Leer también:

Los caminos de Yemaya de rio: Oggun Ayipo

Se caracteriza por vivir en el rio, siendo una mujer madura con senos muy grandes. Es de las más guerreras y a diferencia de las demás la identifican los colores rojo y negro. Le encanta pasársela entre las arenas y sus atributos consisten en 9 machetes curvos.

Yemaya Ibu Oleyo

Siempre se encuentra en una tinaja en la cual vive, esta está rodeada de caracoles de metal colgados de ella. Se conoce porque lleva en secreto un cráneo de madera donde guarda sus hierbas. Su comida favorita es la codorniz.

Yemaya Ibu Iña

Dentro de los caminos de Yemaya podemos encontrar a la más arrogante y avariciosa. Siempre dispuesta a las disputas, le encanta el sacrificio del pargo y chivo, los cuales espera comer con ansias. Dentro de sus atributos podemos ver serpientes, anzuelos, pescado, caracoles y sus colores son el azul, cacao y ámbar.

Uno de los caminos de Yemaya protector de los arrecifes

Ibu Gungle, cuyo nombre significa “sedimento del mar”, vive a la orilla del océano y es la madre de la ballena Ondina. Por ello sus atributos incluyen la ballena, los remos, la concha, el espejo, el anzuelo, el arpón y la brújula. Sus colores son el azul oscuro y el agua.

Yemaya Mayelewo-Okunjima

Vive en medio del mar y el significado de su nombre es “aquella interesada en el comercio y el dinero”. Importante porque despertó las relaciones de los hombres con el comercio y el dinero. Sus colores incluyen el azul, el vetado rojo con blanco, el rosado y el agua. Dentro de sus atributos principales podemos encontrar una pesita, los anzuelos, el espejo, el pincel, el timón y los machetes.

La reina de los mares en esta ocasión nos mostró los rasgos de su personalidad que la definen en cada uno de sus diferentes caminos.

 

CAMINOS DE OSHUN

 

Oshun Fumike: es aquella encargada de conceder fertilidad a las mujeres. Le agradan mucho los niños y se relaciona muy bien con Obatala por ser muy buena.

Oshun Kayode: de personalidad alegre y servicial.

Oshun Gumí: suele mecerse en una comadre en el fondo del río, saliendo para usar pica y azadón para desenterrar a los muertos.

Oshun Yeyé Moró: se le considera la más coqueta, disipada y alegre de todas. Suele arreglarse y maquillarse, mirándose constantemente en el espejo.

Oshun Awé: es la más triste de todas. Se le ve afligida junto al Ikú con la ropa sucia.

Oshun Miwá: representa a la mujer de la vida alegre, que se entrega sexualmente a cualquiera.

Oshun Sekesé: por el contrario, esta representa a la mujer más seria.

Oshun Edé: es la digna señora del hogar. Muy elegante va a fiestas porque le gusta la música, pero es juiciosa.

Oshun Aña: aspecto artesanal de la diosa que teje cestos, mallas y ramos. También es la de los tambores.

Oshun Ololodi: vive en el río acompañada de sus peces, la Luna y una estrella. Representa a una sirena muy sorda que se demora en responder. Es una señora de su casa que no gusta del baile.

Oshun Akuara: le gusta hacer el bien, por lo que cuida de los enfermos, como lo hace Yemayá. Es alegre y le apasiona la música, siendo buena bailarina. Es trabajadora y se niega rotundamente a hacer maleficios. Vive entre el mar y el río, de agua dulce y salada.

Oshun Yumu: esta vieja sorda, es la más adinerada de todas. No le agradan las fiestas y mantiene relaciones con Oggún. Fabrica jarros de barro como pasatiempo.

Oshun Kolé-kole: es la parte mala de la diosa, siendo una malvada hechicera que se arrastra en el fango del arroyo. Aunque se haya en la total miseria, sigue siendo risueña y seductora. Posee una sola túnica, que en un principio era amarilla pero de tanto lavarla quedó blanca.

Oshun Niwe: se caracteriza por vivir en la oscuridad de un espeso bosque o en la manigua.

Oshun Funké: en este camino se le ve representada como la más sabia de todas que posee grandes conocimientos y los transmite a sus hijos.